Editorial: Estados Unidos, ¿el último imperio occidental?
El excepcionalismo estadounidense requiere muestras constantes de credibilidad, presidencias muy activas y dosis altas de escenificación en el Congreso, todo ello envenenado por la existencia de cálculos políticos condicionados por elecciones de carácter bianual en un clima social cada vez más polarizado. En ese escenario, la estrategia racional para el resto del mundo parecería ser un alejamiento progresivo de esa dinámica tóxica. Los BRICS y lo que hasta ahora se denominaba “sur global” parecen dispuestos a ello. El liderazgo político de la UE, por el contrario, parece adicta a los desarrollos en ese país y le costará desengancharse. Mientras tanto, la dinámica del excepcionalismo sigue en marcha, aunque con una situación interna cada vez más deteriorada y que, según algunos, podría terminar en una guerra civil.