La situación que tenemos encima muy bien podría representar la tercera derrota de Alemania en su tercer intento de construirse como potencia imperial, lo cual inevitablemente tendría consecuencias para la propia UE
“Todo el arte de la guerra está basado en el engaño”, se afirma en El Arte de la Guerra. La Unión Europea se engaña a sí misma si asume su propio mensaje y que los aspectos fundamentales de su seguridad vengan de una potencia – Estados Unidos – que tiene sus propias prioridades, tanto domésticas como estratégicas, y que ha demostrado a lo largo del tiempo que no tiene socios, sino súbditos.
Tras la Oda a la Alegría resuena el "Deuschland uber alles" sin ninguna posibilidad real de ir a ningunos Estados Unidos de Europa o una Confederación de naciones.
La invasión y guerra de Ucrania están trayendo irremediables cambios en la fisonomía interna de Rusia, que ya está sufriendo una reestructuración interna que dará paso a un país cimentado sobre un modelo ideológico-programático que podríamos denominar "pardirojo".
Parece claro que la guerra en Ucrania ha permitido a la OTAN levantar cabeza y que, tras el final de la misma, esta podrá disfrutar de un cierto crédito a corto plazo. Para continuar con la ensoñación, la doctrina del ni un paso atrás no estará en orden, aunque ello pueda tener consecuencias en la economía y el tejido social de los Estados europeos, nuevas crisis políticas y una posible implicación directa en la guerra, consumando así su crisis definitiva.
El inicio de la guerra en el Donbas nos obliga a comprender la estructura nacional y social de la Ucrania independiente, articulada a lo largo de siglos. La guerra, en lo que respecta a la historia más reciente, ha hecho a muchos pregunarse dónde están los enormes arsenales de armamento convencional que recibió Ucrania como herencia soviética. Para ocultar su impotencia ante un grupo de hombres mal armados, se ha creado la leyenda de una agresión masiva del ejército ruso que desde el 2014 envía millares de soldados a través de la frontera. La fantasía justificaba además los bombardeos despiadados contra las regiones separatistas y servían de argumentos para solicitar ayuda militar y económica de Occidente. No parece lógico que la prolongación de la guerra a través de esa ayuda, y en condiciones de sanciones cada vez más extremas, tenga como único objetivo impedir el triunfo ruso en Ucrania. Todo parece indicar que lo que se busca es debilitar a Rusia al máximo para darle después el golpe de gracia en otro escenario que bien podría ser el Ártico.
Estiraron la cuerda con Rusia e ignoraron sus fundamentadas razones históricas y geopolíticas y, al final, y Putin lo sabe, la paz es la paz de los vencedores.
En lo que atañe a España, sería necesario actuar de manera coordinada con otras naciones mediterráneas para hacer valer nuestro peso en el marco de la UE y ante el nuevo contexto internacional.