Número 3

¿Socialismo en España?

javier e1644514751674
En el escenario actual hay dos alternativas: una aparentemente realista, pragmática y posibilista es la de apoyar más o menos críticamente a la izquierda realmente existente y dominante y, más concretamente, al yolandismo en construcción; la otra es la de posicionarse frente a eso por sus inconsistencias y debilidades endémicas para ir más allá de una mera gestión del capitalismo y, siguiendo a Gramci, tirar de unas migajas del optimismo de la voluntad para, con estoica paciencia en una travesía del desierto, sin prisas pero sin pausa, ir fabricando una caja de herramientas teóricas que pudieran servir como raíces.

La izquierda y la España que dejó de ser problema

Manolo e1644513443336
Una cosa es construir una fuerza alternativa de la izquierda y otra, digamos que diferente, un partido bisagra aliado estratégico del PSOE y con la misión de hacerlo girar a la izquierda. Para esto no haría falta construir algo nuevo; basta con tirar con lo que hay, potenciar la imagen de la vicepresidenta y fomentar relaciones públicas ampliadas y desarrolladas. Para una fuerza alternativa con voluntad de mayoría y de gobierno, la esperanza tiene que ser organizada, convertida en compromiso político, sólidamente enraizada en el territorio, en los lugares donde se trasforma el sentido común y se potencia imaginarios críticos y rebeldes. La condición previa es la POLÍTICA entendida como proyecto de país, con mayúsculas y a lo grande.

Notas sobre el papel del socialismo en España

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Al margen del marco de la democracia actual, el destino de España se juega en que surja algún partido político que afronte la tarea ilustrada y liberal de modernizar España sobre la base de una igualdad originaria y abstracta, no como un punto de partida, sino como una metodología sistemática de disolución de élites, castas, racismos y fanatismos etnológicos.

El secesionismo como revolución pasiva: de Eslovenia a Cataluña

xconvert.com 23.06.58
Eslovenia y Cataluña muestran dos caminos muy diferentes a partir de un punto en común: el intento de una clase dominante en un Estado complejo de huir hacia delante en una etapa turbulenta. Pero mientras las clases gerenciales eslovenas consiguieron seguir hegemonizando el bloque histórico local gracias a la sistemática acción de las élites político-institucionales nacionalistas, la burguesía catalana, en un ejercicio de audacia temeraria, quedaron huérfanas de representación, al menos de manera temporal. Esto último no habla tanto de la capacidad de esa clase de articular su representación como de las dificultades que encuentra para recomponer su bloque histórico como consecuencia de su desconocimiento de sus propias clases subordinadas, partidarias de permanecer en España.
Feb 11

La Casamata

Editorial: España, cuestión nacional y socialismo

Desde una posición marxista, el Estado-nación no puede estar troceado. Ha de tener una burocracia central fuerte, que coordina y planifica en nombre del conjunto. Debe ser unitario, que tienda más a la centralización de competencias y, en todo caso, como mucho, a un federalismo muy centrípeto y cooperativo.